La historia de México se divide en antes y después del 2 de Octubre de 1968. Lo anterior puede sonar exagerado, pero como parte de un segmento de la población que ha crecido con un total desconocimiento sobre los hechos ocurridos en aquella fecha, cuando esta fecha arriba al calendario un franco sentimiento de impotencia y coraje invaden los principales medios de comunicación, las charlas en los cafés,las aulas de las clases,entre otros espacios. Es que las respuestas, la verdad del porqué tantos jóvenes fueron eliminados sobre la faz de la tierra aún permanece en el misterio;los motivos que los involucrados declaran a casi medio siglo son tan estúpidos que parecen extraídos del argumento de una película, por ejemplo, el siguiente artículo, donde un iluso descendiente de Luis Echeverría lo minimiza.
Leer esa entrevista pone las cosas en claro, porque no sólo permite observar la débil perspectiva de quien sobrevivió en un palacio de cristal una de las épocas más crueles para ser joven e idelista,para ser revolucionario, para querer cambiar el mundo que nos rodea.Cuando las voces de los jóvenes que luchan por la integración de todos los sectores de la sociedad son enmudecidas, un vacío sepulcral invade los ánimos de ésta.
En Jalisco el tema del 2 de octubre apenas se menciona,porque para vergüenza de esta localidad, la apatía (algo común en estas latitudes) y el miedo persistieron en los jaliscienses de aquel entonces. Pocos son aquellos que comentan su participación y el "acuerdo" entre las autoridades gubernamentales es tan conocido como la letra del himno nacional.
Ahora, con el regreso del partido politico que sepultó el futuro de este país en 1968, desde hace 45 años México tiene sus calles repletas de fantasmas que no llegaron a la mayoría de edad, que no vieron la caída del muro de Berlín, que no están aquí para contemplar a toda una nueva generación de jóvenes que, igual que ellos, levantan su voz para protestar por las injusticias que hallan a su alrededor.
En honor a ellos dedico estas palabras.